MIGUELTURRA EN OBRAS LITERARIAS Y PUBLICACIONES: LA CAJA DE MÚSICA DE RICARDO GIL

 

Continuando con la aparición de Miguelturra en distintas obras, en esta ocasión, la encontramos en una poesía titulada “Cuento de verano” dentro del libro “La caja de música” del escritor Ricardo Gil. Se trata de un poema satírico acerca de una forma bastante curiosa y estrambótica de intentar sofocar el calor del verano madrileño. He aquí el texto completo:

Cuento de verano

Vivía en una buhardilla

De la calle de la Ruda,

Un zapatero de viejo

Natural de Miguelturra.

Cuando llegaba el verano

Y hablaban de que se suda,

Y que Madrid es un horno

Que fríe las criaturas,

Como quien fríe buñuelos,

Decía en tono de burla:

— Ustedes se freirán

Porque viven en zahúrdas;

Pero hay casitas muy monas,

Con buena temperatura,

Donde se pasa el verano

Como entre horchata de chufas.

Yo tengo una casa; ... ¡ay!

Qué casa más pistonuda.

Allí, el calor no se siente,

Vivimos con mucha holgura.

—¿En dónde?

—En una buhardilla;

Pero tan mona y tan cuca,

Tan bien acondicionada,

Que, a mediodía, y no es chunga,

Hay que arroparse mil veces

Por no coger un reuma.

— ¡Hombre! Y cerca del tejado,

Con este calor que asusta,

Tiene usté fresco, a las doce

¿Del día, junto a la luna?

— Sí, señor, — decía él. —

Y mi mujer, la Canuta,

Les dirá a ustedes, que digo

La verdad, igual que al cura.

Si ustedes quieren probarlo

Vengan mañana, a la una.

Yo como siempre a las doce;

Y en cuanto masco la última

Rodajilla del pepino,

Porque el pepino es mi fruta,

Pues le digo a mi mujer:

— «Sácate el colchón, Canuta.»

¿A dónde?

— Pues al tejado.

— ¿Con este calor que abruma?

— Sí, señor; espere usté

Que acabe, y no me interrumpa.

Bueno; me saca el colchón

Al tejado, y con la punta

Del pitillo entre los dientes

Tomo carrera, y... ¡aúpa!

Al tejado yo también;

Y me estoy fuma que fuma,

Tumbado en mi colchoncito

Hasta que llega la una.

Y algunas tardes, me duermo

Como en un baño de azúcar.

—¿Y no se derrite usté?

—Sí, señor; porque a esa altura,

Sin sombrero, sin paraguas,

Y sin nada que me cubra,

Se me hacen agua los sesos,

Y caldo las coyunturas.

Mi mujer me grita, a veces,

Convertida en una furia:

— «¡Por Dios, hombre, no te duermas,

Que ya huele a carne cruda

Puesta a la parrilla, y vas

¡A tostarte la asadura!»

—¿Y usté sigue al sol?

— ¡Pues claro!

Yo sigo chupa que chupa

Fumando mi cigarrito,

Y por dentro... hecho una estufa.

Pero, en cuanto empiezo a hervir,

Y la piel de las babuchas

Principia ¡pif! ¡paf! a echar

Chispas en forma de lluvia

De fuegos artificiales,

Que las medias me chamuscan,

Me incorporo— cuando puedo—

Y le grito a la Canuta:

— «¡Tira del colchón, a escape!»

Y entonces, con gran premura,

Entramos colchón y yo;

Ponemos la casa a obscuras,

Y digo lleno de gozo,

Abrazando a la Canuta:

— «¡Uy! ¡Qué buhardilla tan fresca!

¡Si parece una lechuga!» 


En este divertido y curioso texto vemos, de nuevo, a Miguelturra como el lugar de origen de una persona que vive en Madrid donde se ha instalado practicando un oficio, en este caso el de zapatero. Este es un hecho que sucedió en muchas ocasiones con personas reales y que también quedó reflejado en diferentes personajes ficticios que fueron apareciendo en numerosas obras como he podido ir describiendo tanto en el libro El Eco de Miguelturra como en el blog con el mismo nombre.

Ricardo Gil García nació en Madrid el 1 de febrero de 1853, falleciendo en la misma ciudad el 1 de diciembre de 1907.

Fue uno de los poetas españoles vinculado a los precursores o introductores del Modernismo en nuestro país. Era de ascendencia murciana y buena parte de su vida la pasó en esa tierra, a la que siempre se sintió unido y por la que tenía un gran cariño. En su juventud viajó a París, donde conoció a los poetas franceses. Se licenció en Derecho, pero no llegó a ejercer. Colaboró en diarios y revistas como 'Blanco y Negro', 'Hojas selectas', 'Vida Nueva' o 'Revista contemporánea'.


A Gil le corresponde el papel trascendental, en la literatura española, de ser uno de los precedentes del movimiento modernista, junto a Salvador Rueda y Manuel Reina. Ricardo Gil se mueve entre el mejor romanticismo (Bécquer) y las nuevas influencias, que él recibe muy tempranamente, del simbolismo francés. Tan sólo publicó en vida dos libros: De los quince a los treinta (1885) y La caja de música (1898), a los que hay que añadir un volumen desigual que se editó póstumamente con el título de El último libro (1909). En 1931 aparecieron sus Obras completas.

La fama de Ricardo Gil ha experimentado en los últimos años un cierto reconocimiento, y han sido los críticos actuales los que han puesto de relieve el papel tan importante, como precursor del modernismo. 

El libro en el que aparece el poema en el que nombra a Miguelturra, La caja de música, es su obra más renovadora y madura y fue traducida al italiano, francés, alemán y ruso. 

Fuentes:

- La caja de música (Ricardo Gil). Imprenta de Felipe Marqués. Madrid. 1898

- Real Academia de la Historia: Ricardo Gil García

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