En la obra “Limpia y Fija” de Mariano de Cavia aparece el nombre de Miguelturra. Concretamente en un artículo referente a la palabra “Corbeille”:
“Después de repasadas
mis lecciones para mañana jueves, echo un vistazo a los diarios de la noche, y
lo primero con que topo en uno de ellos, y en la reseña del viaje regio de
Barcelona a Zaragoza, es el siguiente pormenor del paso de SS. MM. por Tarrasa:
«La hija del alcalde, niña de ocho años, hizo entrega a la reina de una preciosa
corbeille,-» Sí que sería preciosa; pero ¿de qué era la «corbeille»? Porque en
francés— que no es todavía el idioma oficial de Tarrasa ni de Miguelturra— hay «corbeilles» de muchas
clases. Las hay con frutas, con flores, con hortalizas; las hay para llevar
pan; las hay de boda, donde el novio ofrece a la novia galas y preseas; las hay
en los jardines, destacándose lindamente sobre el césped de alguna pradera; las
hay en la terminología arquitectónica y en la militar; las hay, finalmente, en
el centro de la Bolsa de París, y es, según mis cortas noticias, lo que en la
Bolsa de Madrid se denomina el corro.
Este mar de dudas en
que nos sumerge la palabreja francesa habríanoslo ahorrado buenamente el bueno
del corresponsal, diciendo con castellana lisura que la niña del alcalde de
Tarrasa entregó a la reina una «canastilla de flores», que eso sería, sin más
ni más, la dichosa «corbeille» en galicursi.”
Como se puede comprobar, y es algo que se repite en otras
obras en las que aparece Miguelturra, se la menciona como ejemplo de un lugar
supuestamente conocido (en este caso aparece junto a Tarrasa), aunque en muchos
casos lo hacen los autores de forma satírica o socarrona.
“Limpia y fija” es una antología publicada en 1922 que
sirvió de homenaje póstumo a Mariano de Cavia y en la que se recogen artículos
del autor en torno a temas linguísticos en los que critica, con cierto tono
satírico, la utilización de algunas palabras o expresiones utilizadas en esa
época. En concreto, en el que aparece Miguelturra critica la utilización de un
extranjerismo, corbeille, que es una cesta o canasta.
La utilización en el título de la expresión "limpia y
fija" no es casual, ya que esta expresión es un principio fundamental del
periodismo que se refiere a la necesidad de verificar y contrastar la
información antes de publicarla, y de presentarla de manera clara y precisa. Mariano
de Cavia, uno de los más destacados periodistas españoles del siglo XX, la popularizó
en sus escritos y la utilizó como una guía para su propia labor periodística.
Mariano de Cavia y Lac nació en Zaragoza el 22 de septiembre
de 1855, falleciendo en Madrid el 14 de julio de 1920. Fue periodista y
escritor
Tras estudiar con los jesuitas en Carrión de los Condes
(Palencia) regresó a su ciudad natal para iniciar la carrera de Derecho, que
nunca llegaría a completar. Con veinticuatro años funda el seminario El
Chinchín, que le permitiría dar el paso a la profesionalización a través de sus
colaboraciones con el Diario de Avisos de Zaragoza. Tan solo un año después
llega a Madrid, donde escribirá para publicaciones tan prestigiosas como El
Liberal, El Sol o El Imparcial, diario este último del que llegaría a ser
director.
Poseedor de una vasta cultura y de una memoria prodigiosa,
sus escritos abarcaban la sátira política, la cultura en su sentido más amplio,
o la política internacional. Estos intereses tan variados se manifestaron en
unos artículos caracterizados por su amenidad, profundidad y elegancia. Entre
su producción más memorable destacan los “Despachos de otro mundo”, en los que
daba voz a personajes ya muertos que opinaban sobre la actualidad. Muestra de
este impulso regeneracionista es el artículo más famoso del periodista, “Un
incendio en el Museo del Prado”, publicado en 1891, en el que daba cuenta de
cómo la pinacoteca había quedado arrasada por el fuego. La alarma causada por
este texto, que muchos dieron por noticia real (aunque en las últimas líneas
quedaba clara su naturaleza ficticia) causó que las autoridades tomaran buena
nota de las advertencias señaladas sobre la escasa seguridad del Museo y se
realizaran las reformas pertinentes.
Muchos de sus artículos los firmaba con el seudónimo de “Un
chico de instituto”. Pero si algo le hizo realmente popular fueron sus
artículos taurinos, habitualmente firmados bajo el pseudónimo de Sobaquillo.
Además del aprecio de sus colegas y del público, recibió a
lo largo de su carrera diversas distinciones, entre las que destacan la Gran
Cruz de la Orden Civil de Alfonso XII o su ingreso en la Real Academia
Española, ambas concedidas en 1916, aunque su muerte le impidió ocupar su
sillón A. Cabe también destacar que fundó en 1895 la Asociación de la Prensa de
Madrid, junto a otros ilustres colegas.
Además de respetado, llegó a ser un personaje de gran popularidad. En la actualidad el nombre de Mariano de Cavia sigue siendo reconocido gracias al premio anual que lleva su nombre y que el diario ABC concede al mejor artículo del año.
Fuentes:
Limpia y fija... (por «Un chico del Instituto», con prólogo
de Adolfo Bonilla y San Martín); Renacimiento, Madrid, 1922.
Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la
Historia. Mariano de cavia