FRANCISCO RIVAS MORENO, MUCHO MÁS QUE UN EXIMIO PAISANO

Artículo publicado en el Boletín Informativo Municipal (B.I.M.) de Miguelturra nº 340 en mayo de 2022.


Afortunadamente ya es sobradamente conocido que Francisco Rivas Moreno fue un ilustre miguelturreño, que tras sus estudios primarios se licenció en derecho civil y canónico, que fue funcionario (delegado de Hacienda en varias provincias), político (llegando a presidir la Diputación provincial de Ciudad Real), escritor, periodista (llegando a fundar al menos seis periódicos y siendo redactor y colaborador de otros tantos), economista, sociólogo y promotor y fundador de las cajas rurales de ahorro.

Al ser de familia de agricultores, dedicó parte de su vida a intentar paliar los problemas que acuciaban a los que vivían del campo. Así, por ejemplo, intentó solucionar las plagas de langosta que acababan con las cosechas año tras año. De hecho, tiene varios libros dedicados a ello. Algo no muy conocido es que uno de los hermanos de Francisco (eran cuatro), Ramón, nacido en Miguelturra el 4 de junio de 1859, era ingeniero agrónomo y desde 1887 jefe de la Comisión técnica de extinción de la plaga de langosta en la provincia de Ciudad Real, en la que desarrolló una gran labor; tanto que finalizando el siglo XIX se consideraba que la plaga estaba próxima a desaparecer en la provincia. Precisamente, trabajando para esta Comisión, sufrió un desgraciado accidente cuando la barca en la que viajaba junto con otras tres personas por una de los parajes de las Tablas de Daimiel conocido como el Cachón de la Leona volcó pereciendo todos un 6 de mayo de 1890 y truncando así lo que prometía ser un brillante futuro.



Volviendo con Francisco, era una persona brillante, influyente, bien relacionada y que vivió mucho tiempo fuera de Miguelturra. Pero quizás lo que más atrae de su figura es que fue una persona que en ningún momento olvidó su tierra; todo lo contrario, siempre estuvo al tanto de la Mancha en general y de Miguelturra y sus gentes en particular, intentando dar solución a cualquier problema que les acuciaba. De esta faceta voy a ofrecer unos ejemplos que hacen honor al título de este artículo:
El domingo, 16 de octubre de 1881, cuando Rivas Moreno era diputado provincial, celebró una reunión en Miguelturra para lograr acabar con el grave conflicto de los soldados mineros. Los soldados, que trabajaban en las minas de Almadén, iban a ser despedidos por falta de trabajo. Francisco logró crear una comisión para intentar que no fuera así, ya que había familias que dependían de ese sueldo y sin él se encontrarían en la más absoluta miseria.

El 6 de octubre de 1887 se reunieron, por iniciativa y bajo la presidencia de Rivas Moreno, en el salón de sesiones del ayuntamiento de Miguelturra los cosecheros de vino de la población preocupados por los inmensos perjuicios que estaban ocasionando en el sector los alcoholes industriales que venían del extranjero y por las más de 200.000 arrobas de vino que no encontraban colocación a pesar de ser excelentes. De esta reunión salió el compromiso de no utilizar esos alcoholes en la fabricación del vino bajo sanción, la petición de la creación de una escuela de bodegueros en Ciudad Real y la petición del establecimiento de laboratorios en las aduanas y el aumento de los derechos arancelarios para los alcoholes industriales.

En 1890 los agricultores de Miguelturra que tenían tierras arrendadas las tuvieron que dejar al no poder cubrir gastos. En noviembre del mismo año, Rivas Moreno propone soluciones para evitar este tipo de casos: los productos del suelo debían tener buenos precios, prohibir el contrabando de trigo por Gibraltar, evitar las concesiones arancelarias a las harinas de los Estados Unidos, no cargar la de los productos españoles que salen al extranjero y, fundamentalmente, informar y formar a los agricultores en los cultivos que en cada región tengan más ventajas así como en las variaciones que, por exigencias del momento, debían introducirse.

En 1897 el vino de La Mancha contaba ya de gran reputación y las uvas se prestaban mejor que las de otras regiones a la preparación de distintas variedades. Prueba de ello es que las casas más acreditadas de la Península y del extranjero establecieron aquí grandes bodegas y realizaban las compras de mayor importancia. Ocurría en pueblos como Manzanares, Daimiel, Valdepeñas y, también, en Miguelturra donde se habían instalado los señores Fonseca y Pinto que lograron hacer buenos negocios con sus célebres “cognacs”. Pero la cosecha de uva de 1897 estaba amenazada por la sequía y la filoxera y para evitar la destrucción de los viñedos Francisco Rivas propone la creación de una comisión técnica para tomar las medidas que lo eviten, recomienda a agricultores y bodegueros que se asesoren de personas competentes para hacer el mejor vino y recomienda la asociación en sindicatos de viticultores o bodegas cooperativas (otro de sus caballos de batalla, el cooperativismo) y, de nuevo, da una gran importancia la formación.

A finales de la primera década del siglo XX funcionaba plenamente en Miguelturra el Sindicato Agrícola cuyo “alma mater” fue Francisco Rivas Moreno. Presidido en esa época por D. Isaías Roldán, tenía su sede en un edificio frente a la iglesia (en el que luego estuvo el Casino y cuyo espacio actualmente ocupa el Centro de Día). En él se daba anualmente una comida a los pobres de la localidad y en él se practicaba la acción social agraria que Rivas Moreno implantó (a pesar de estar fuera enviaba varias cartas a la semana interesándose por todo lo que acaecía y dando consejos). Además, había llenado la biblioteca de obras y en él ya funcionaba en esa época una de sus mejores creaciones: la Caja Rural.



Pero quizás el ejemplo más significativo de la preocupación y de como se volcaba Francisco con esta localidad lo tenemos en 1885 cuando Miguelturra sufrió una importante epidemia de cólera. Francisco Rivas Moreno, aún diputado provincial, se puso al frente para que se establecieran las medidas y ayudas necesarias que acabaran con la epidemia y paliaran el sufrimiento de sus vecinos y vecinas. Así, visitó diariamente su pueblo, obtuvo los recursos necesarios de diversas fuentes, promovió suscripciones (en pocos días reunió 16.000 reales) y animó a la población a superar las dificultades. Eso le supuso los elogios de la prensa de la época que le hizo principal responsable del fin de la epidemia. Como muestra, en una carta del Diputado a Cortes por el distrito de Almadén, D. Luis Felipe Aguilera, al Ayuntamiento de Miguelturra con el fin de donar 4000 reales dice: “…El Diputado provincial Sr. Rivas Moreno… que tanto se esfuerza por el bienestar de Miguelturra y cuyo heroico comportamiento ante la epidemia colérica que aflige a ustedes nunca se elogiaría bastante…”. Mientras que desde el Ayuntamiento de Miguelturra responde D. José Gómez: “Gracias, también, mil y mil, al Sr. Rivas Moreno, nuestro infalible paisano, que con su enérgico y heroico comportamiento ha conseguido para esta localidad otras cantidades…desinfectantes y todo cuanto ha podido y puede para socorrer a la clase proletaria y combatir la terrible epidemia.”

Fuentes: Crónica de Vinos y Cereales (17/10/1887, 22/11/1890 y 15/09/1897), España y América (11/1918), La Ilustración Española y Americana (15/06/1890), El Pueblo Manchego (21/03/1916 y 28/11/1916), El Eco de Daimiel (08/09/1885 y 15/09/1885) y La Correspondencia de España (22/10/1881)



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